MOLDEAMIENTO

ENSEÑAR A UN NIÑO A HABLAR

(MOLDEAMIENTO)

En los niños, el moldeamiento ocurre de manera natural continuamente. Un niño que aún no ha aprendido a hablar balbucea, es decir, hace sonidos vocales que imitan el lenguaje de los padres. Al principio, los padres se emocionan y prestan atención a estos balbuceos del niño. Los padres sonríen, hablan con el niño, imitan los sonidos que hace y le acarician; esta atención refuerza la conducta de balbuceo. A consecuencia de ello, el niño balbucea cada vez más. 

Con el tiempo, el niño hace sonidos como «pa», «ma» o «da» que se asemejan a palabras conocidas
(«papá», «mamá» o «tata»). Una vez más, los padres se emocionan y prestan atención a estos sonidos reconocibles, lo que hace que el niño comience a realizarlos con más frecuencia. 

Al mismo tiempo, una vez que el niño comienza e emitir sonidos parecidos a palabras, los padres ya no responden tanto a los balbuceos. A medida que este proceso continúa, el niño empieza a repetir los sonidos para hacer palabras, como «papá» o «mamá», y los padres se emocionan y proporcionan más, prestando mucha menos a los sonidos aislados que el niño realizaba anteriormente.

Ello hace que el niño diga palabras con mayor frecuencia y emita sonidos sueltos o balbucee menos veces. Durante todo el proceso de desarrollo del lenguaje, a lo largo de muchos meses, los padres refuerzan las aproximaciones cada vez más similares a las palabras reales. 

El proceso de moldeamiento comienza cuando los padres refuerzan el balbuceo. Los sonidos producidos al azar en el balbuceo son aproximaciones hacia las palabras como tales. Cada vez que el niño emite un sonido que es una aproximación cercana a una palabra, recibe más atención (reforzamiento) de los padres y menos por las aproximaciones anteriores.

También es importante reconocer que no sólo los padres moldean el lenguaje de sus hijos, sino que
también lo ponen bajo control de estímulo adecuado. 

Los padres refuerzan «ota» o «pelota» cuando se muestra al niño una pelota. Refuerzan «pa» o «papá» en ocasiones en las que el niño está mirando o señalando a su padre. A través del proceso de moldeamiento, el niño aprende a decir palabras; a través del entrenamiento en discriminación, el niño aprende a decir las palabras correctas, es decir, las palabras que son apropiadas en una situación determinada.

DEFINICIÓN DE MOLDEAMIENTO

El moldeamiento se utiliza para desarrollar una conducta objetivo que una persona no muestra actualmente.

El moldeamiento se define como el reforzamiento diferencial de aproximaciones sucesivas a una conducta final que se prolonga hasta que la persona muestre dicha conducta. El reforzamiento diferencial incluye los principios básicos de reforzamiento y extinción, y se produce cuando, en una situación concreta, una determinada conducta es reforzada y todas las demás no lo son. A consecuencia de ello, la conducta que es reforzada aumenta y las conductas que no lo son disminuyen por un proceso de extinción.

Cuando se utiliza el moldeamiento para desarrollar el lenguaje, las aproximaciones sucesivas o los pasos del moldeamiento que van ocurriendo son: balbuceo, sonidos aislados, trozos de palabras, palabras enteras, frases de dos o tres palabras y oraciones completas. 

Para comenzar el moldeamiento, debemos identificar una conducta que esté ya presente en el repertorio y que se asemeje en la medida de lo posible a la conducta objetivo. Esta conducta se conoce como conducta inicial, o primera aproximación.

Si reforzamos esta conducta, observaremos que la persona comienza a presentar este comportamiento
más a menudo. Si a continuación dejamos de reforzar esa conducta, comenzarán a aparecer nuevas conductas como parte del consiguiente proceso de extinción. 

En este momento seleccionaremos y reforzaremos una nueva conducta más cercana a la conducta objetivo. A consecuencia de ello, la persona comenzará a presentar la nueva conducta cada vez más y a mostrar la conducta anterior cada vez menos. 

Este proceso de reforzamiento diferencial (reforzamiento de una aproximación más cercana y extinción de la aproximación previa) continúa hasta que la persona, finalmente, presenta la conducta objetivo.

Skinner (1938) utilizó el moldeamiento para conseguir que las ratas de laboratorio presionaran una palanca dentro de una caja experimental de 30 × 30 cm. La palanca era como una barra que sobresalía de una de las paredes de la caja. La rata podía empujar fácilmente la palanca poniendo su pata sobre ella. La caja tenía también una pequeña abertura en la pared por donde se suministraba comida. Cuando la rata se metió en la caja por primera vez se dedicó a dar vueltas y a explorar. 

Describamos cómo se podría utilizar el moldeamiento
para hacer que la rata presione la palanca.

En primer lugar, elegimos un comportamiento inicial o una primera aproximación. Podríamos decidir suministrar una bolita de comida a la rata cada vez que estuviese andando cerca de donde estaba situada la palanca. Ello haría que la rata pasase la mayor parte del tiempo en ese lado de la caja.

Ahora podemos reforzar la siguiente aproximación y extinguir la aproximación previa: podríamos darle una bolita de comida sólo cuando la rata se encuentre de cara a la palanca. A consecuencia de ello, la rata se colocará muy a menudo frente a la palanca. Ahora, cuando la rata se acerque o se mueva más cerca de la palanca, le daremos otra bolita de comida. A continuación, podríamos suministrarle otra bolita de comida sólo cuando la rata esté cerca de la palanca y se levante sobre sus
cuartos traseros.

Una vez que la rata presente este comportamiento de forma consistente, podemos poner la conducta en extinción y ofrecer la bolita de comida sólo cuando la rata haga un movimiento hacia la palanca. Una vez que este comportamiento se produzca con frecuencia, podríamos pasar a la siguiente aproximación y darle una bolita de comida sólo cuando la rata toque la palanca con sus patas. Puesto que esta conducta es reforzada, la rata tocará con frecuencia la palanca.

Finalmente, pasaríamos al último paso, que consistiría en proporcionar una bolita de comida cuando la rata presione la palanca. Ahora, siempre que esta rata se introduzca en la caja experimental (si está hambrienta), buscará y presionará la palanca con sus patas, porque ése es el comportamiento que ha sido reforzado.

El moldeamiento nos permite comenzar reforzando un comportamiento que la rata realiza frecuentemente (estar en un lado de la caja) y terminar consiguiendo que la rata tenga un comportamiento que nunca antes había realizado (presionar la palanca).

Aunque hemos resumido en siete los pasos o aproximaciones sucesivas de este proceso de moldeamiento, se pueden incluir muchos más pasos al moldear la respuesta de presionar la palanca.

Por ejemplo, el paso 3, en el que la rata se acerca a la palanca, podría dividirse a su vez en dos o tres pasos. Lo principal es que cada paso debería ser una aproximación más cercana a la conducta objetivo que la del paso anterior.

Aproximaciones sucesivas a la conducta de presionar la palanca

1. La rata se mueve hacia el lado donde se encuentra la palanca.
2. La rata se coloca frente a la palanca.
3. La rata se acerca a la palanca.
4. La rata se levanta sobre sus cuartos traseros.
5. La rata hace un movimiento con una pata hacia la palanca.
6. La rata toca la palanca.
7. La rata presiona la palanca.

¿Te has preguntado alguna vez cómo los delfines y otros mamíferos marinos aprenden a realizar complejas piruetas en los parques acuáticos? Sus entrenadores usan el moldeamiento para conseguir que realicen esas conductas (Pryor, 1985).

Usando pescado como reforzador incondicionado y el sonido de un clicker de adiestramiento como un reforzador condicionado, los entrenadores de delfines pueden moldear complejos comportamientos partiendo de conductas naturales que los delfines realizan frecuentemente.

Reforzando sucesivas aproximaciones pueden conseguir que los delfines realicen conductas que nunca habían mostrado con anterioridad, como saltar fuera del agua y levantar aros con el morro.

¿Cómo consiguen los entrenadores que el sonido
del clicker sea un reforzador condicionado y por qué
necesitan utilizarlo?

Los entrenadores pulsan el clicker, que emite un chasquido o «clic» cada vez que le dan al delfín un pescado como reforzador. Puesto que el «clic» se empareja con este reforzador incondicionado, se convierte en un reforzador condicionado.

Usan el reforzador condicionado porque los entrenadores pueden presentar el «clic» rápida y fácilmente, de forma tal que el comportamiento de los delfines puede ser reforzado inmediatamente, sin la interrupción que requeriría parar a comer el pescado.

Al aplicar moldeamiento, debemos de ser muy conscientes del tiempo a fin de entregar el reforzador en el momento exacto en que se produce la aproximación correcta. De lo contrario, podríamos reforzar un comportamiento diferente de forma accidental.

Además, el reforzador condicionado se utiliza para que los delfines no terminen saciados con el pescado. Utilizar el pescado como un reforzador podría saciar a los delfines y dejaría de funcionar como un reforzador, hasta que los delfines tengan hambre de nuevo. 


COMO USAR EL MOLDEAMIENTO

Los artículos de investigación recogen muchas aplicaciones del moldeamiento. Es conveniente utilizar el moldeamiento cuando nuestro objetivo terapéutico es desarrollar una conducta objetivo que la persona no exhibe actualmente. El moldeamiento es uno de los numerosos procedimientos que se pueden utilizar para lograr este objetivo.

Los pasos siguientes aseguran el uso apropiado del moldeamiento (véase también Cooper, Heron y
Heward, 1987; Martin y Pear, 1992; Sulzer-Azaroff y Mayer, 1991; Sundel y Sundel, 1993):

1. Definir la conducta objetivo. Al definir la conducta objetivo, podemos determinar si el programa de moldeamiento tiene éxito y cuándo lo tiene.

2. Determinar si el moldeamiento es el procedimiento más apropiado. Si al menos en alguna ocasión la persona realiza la conducta objetivo, no necesitamos utilizar el moldeamiento, simplemente podemos utilizar re forzamiento diferencial para aumentar la frecuencia de la conducta deseada.

El moldeamiento se utiliza para la adquisición de una nueva topografía, o de una dimensión nueva de un comportamiento, o bien para rehabilitar una conducta que la persona no exhibe actualmente. Sin embargo, podría ser preferible utilizar otras estrategias más eficaces para la adquisición de conductas
(tales como utilizar ayudas, modelos o instrucciones).

No necesitamos utilizar el moldeamiento si simplemente podemos decirle a una persona cómo hacer una conducta objetivo, si podemos mostrarle un modelo de cómo se hace, o simplemente podemos ayudarle físicamente a realizar la conducta correctamente.

3. Identificar el comportamiento inicial. La conducta inicial o primera aproximación debe ser un comportamiento que la persona ya realice, al menos ocasionalmente. Además, el comportamiento inicial debe tener alguna relevancia respecto a la conducta objetivo. En todos los ejemplos, se eligió el comportamiento inicial porque ya estaba ocurriendo y porque era una aproximación que podría llegar a convertirse en la conducta objetivo.

4. Elegir los pasos del moldeamiento. En el moldeamiento, la persona debe dominar cada uno de los pasos antes de pasar al siguiente. Cada paso debe ser una aproximación más cercana a la conducta específica que el paso previo (aproximaciones sucesivas). Sin embargo, el cambio en la conducta de un paso al siguiente no debe ser tan grande como para que se detenga el progreso de la persona hacia la conducta objetivo.

Resulta más apropiado un cambio moderado de conducta desde un paso al siguiente. Si los pasos del moldeamiento son demasiado pequeños, también el progreso será lento y laborioso. No hay una regla sencilla para elegir los pasos del moldeamiento. Simplemente debemos elegir los pasos esperando de forma razonable que una vez que se domine un paso en particular, se facilitará la conducta específica del próximo paso.

5. Elegir el reforzador a utilizar en el procedimiento de moldeamiento. Hemos de elegir una consecuencia que funcionará como reforzador para la persona que participa en el procedimiento de moldeamiento. El profesional debe ser capaz de administrar ese reforzador de forma inmediata y contingente a la conducta apropiada. La cantidad de reforzador debe ser tal que la persona no se sacie fácilmente. A menudo, los reforzadores condicionados (tales como las fichas o los elogios) son útiles para evitar la saciedad.

6. Reforzar de manera diferencial cada aproximación sucesiva. Empezando con el comportamiento inicial, hemos de reforzar cada ocasión en que se produzca la conducta hasta que estemos seguros. Entonces comenzamos a reforzar la siguiente aproximación a la vez que dejamos de reforzar la aproximación anterior.

Una vez que esta aproximación se produce de manera constante, dejamos de reforzar este comportamiento y comenzamos con la siguiente aproximación. Hemos de continuar este proceso de reforzamiento diferencial con aproximaciones sucesivas hasta que ocurra la conducta objetivo y comience a ser reforzada también.

7. Seguir un ritmo adecuado al avanzar de una aproximación a la siguiente. Hay que tener en cuenta que cada aproximación es un paso hacia la conducta final. Una vez que una persona domine una de las aproximaciones, es decir, realice con éxito el comportamiento al menos unas cuantas veces, es el momento de pasar a la siguiente aproximación. Reforzar una aproximación demasiadas veces puede dificultar movernos hacia el siguiente paso; la persona podría continuar realizando la aproximación anterior.

Al mismo tiempo, si la persona no domina una de las aproximaciones, puede ser imposible, o al menos difícil, avanzar al paso siguiente. Se puede facilitar el paso de una aproximación a otra diciéndole a la persona lo que se espera, dándole indicaciones o ayudas sobre el comportamiento adecuado (O’Neill y Gardner, 1983; Sulzer-Azaroff y Mayer, 1991). Por ejemplo, O’Neill y Gardner le dijeron a Francisca que tenía que estar utilizando las barras paralelas durante 1 segundo antes de que le diesen su masaje. De hecho, le dijeron lo que esperaban que ella hiciera para que pudiese obtener el reforzador en cada paso durante el moldeamiento.

Pautas del moldeamiento:

1. Definir el objetivo conductual.
2. Determinar si el moldeamiento es el procedimiento más apropiado.
3. Identificar el comportamiento de partida.
4. Elegir los pasos del moldeamiento.
5. Elegir el reforzador.
6. Reforzar de manera diferencial las aproximaciones sucesivas.
7. Avanzar a través de los pasos del moldeamiento a un ritmo adecuado.


Fuente:
Modificación de conducta: Principios y procedimientos. pp.169 -170
Raymond G. Miltenberger
Traducción ampliada de la 5ª edición.


Comentarios